¿Qué hacer? Empezar por aceptar esta situación, luego entenderla y, finalmente, actuar para hallar soluciones. Si no se encuentra el camino, es muy importante buscar ayuda en la familia, amigos o personas de confianza.
Por Laura Vargas. 21 febrero, 2022. Publicado en El Tiempo, el 19 de febrero de 2022.
Cuando dentro de algunos años más, nos pregunten cómo fue el periodo de pandemia, cada uno tendrá su historia que contar. Y, aunque haya elementos comunes, el modo particular de vivir este tiempo depende de nuestras experiencias previas, circunstancias particulares, edad y otros factores.
Quizás podríamos resumir las vivencias de nuestros estudiantes, de todo este periodo, en tres palabras: pérdidas, incertidumbre y significado. Pérdida de espacios de reunión y comunión que son relevantes e irrepetibles. En este sentido, los jóvenes han perdido espacios de conversación y diversión propios -y necesarios- a su edad.
Hay quienes han ingresado recién a la universidad y no conocen a todos sus compañeros, ni el campus y todo lo que este alberga; los de ciclos superiores no han podido celebrar graduaciones u otros eventos. Todos tienen incertidumbre, sobre su futuro, por las circunstancias económicamente adversas y, por su adaptación a la virtualidad.
Además, muchos han enfrentado un nivel de ansiedad importante, manifestada en desmotivación, preocupación constante, alteraciones del sueño y de la alimentación, emociones intensas de tristeza, irritabilidad o miedo y dificultades para concentrarse, entre otros síntomas.
La última palabra que caracteriza esta experiencia es: significado; es decir, encontrar un sentido a la lucha personal, algo muy importante para motivarnos a alcanzar nuestras metas. Para hallarlo, se debe recordar esas razones fundamentales de nuestra vida: personas queridas, sueños, realización, expectativas. Y, mirar el futuro con la esperanza de quien sabe que vendrán días mejores.
Algunos encuentran rápidamente, en la crisis, nuevas razones para seguir con alegría. En otros, las pérdidas y la incertidumbre pueden más; se sienten muy solos y les cuesta hallar el camino; pareciera que nada tiene sentido.
¿Qué hacer? Empezar por aceptar esta situación, luego entenderla y, finalmente, actuar para hallar soluciones. Si no se encuentra el camino, es muy importante buscar ayuda en la familia, amigos o personas de confianza. En las instituciones universitarias, como la UDEP, hay también recursos valiosos de apoyo, desde el Servicio Psicopedagógico o desde la Capellanía.
Una buena conversación, siempre ayuda: para reconocer nuestra realidad, ver las cosas con ‘otros ojos’, objetivar. Y, sobre todo, nos abre a la comunión con el otro y esto siempre es sanador.
Nos acercamos al retorno gradual a las clases presenciales, aunque la pandemia continúa. Quizás las circunstancias no varíen mucho; sin embargo, hay que encontrar espacios para recargar fuerzas para afrontar esta realidad tan retadora y, a la vez, única.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.
